Eduardo:
Tu partida ha sido muy duro para mí.
En una ocasión te dije que te miraba como un padre y era
verdad, ahora me alegra que te lo dijera y que lo hayas sabido.
Un padre que va más allá de una simple relación filial; un
padre en todo el sentido ético que eso pueda significar.
Me siento orgulloso de vos por que fuiste un militante
comunista de los mejores; de los verdaderos que no se quedaron en el discurso
panfletario y que tuvo como paradigma fundamental la verdadera praxis
revolucionaria.
Pinochet ni nadie pudo doblegar tu palabra.
Siempre fuiste un espada filosa y acerada para combatir la
corrupción de donde viniera, sin etiquetas que la ocultaran en una fraseología
perversa.
Fuiste mentor literario de muchas generaciones de jóvenes;
ellos son tus hijos al igual que yo.
Muchas gracias por ser como fuiste: simplemente un amigo
militante.
Hasta la victoria siempre compañero.
Homero.
Hijos literarios, amigos, compañero de ideales. Amistad pura y de la buena es la que supo desarrollar el poeta, por eso sigue estando más presente que nunca.
ResponderEliminarAsí es Lu. Pocos escritores logran trascender después de la muerte; tal como lo dijo Eduardo en una entrevista. Abrazos. H.
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