jueves, 10 de enero de 2013

POETAS DEL NORTE DE CHILE

CASA NATAL I

Te acercas al mar
señor de maremotos y naufragios
Llevas un flotador amarillo
anillo de Saturno en tu cintura
Vas por ahí recogiendo el destrozo
Indagas la gaviota disecada
con su ruido de plumas
sonando a toda orquesta
Cuando un lobo marino
se arrastraba a escribir su testamento en la arena
fuiste elegida testigo solemne
Así por legado quedó entre tus manos
la brújula enmohecida que marca los presagios
Mucho más tarde
el mar se convirtió
en una belleza de fondo
Mirka Arriagada n. en Antofagasta


GOTAS DE LUNA

Cuando te bañas, tu cuerpo perfuma el agua,
las flores en el estanque tienen
un espejo donde mirarse.
Como dos veleros rojos, tus pezones
corren por el mar de mis ojos hambrientos.
Mójame con esa ola de tu alegría
que está cambiando el sentido de las cosas.
No dejes que yo vaya por el mar abierto,
¡quiero ser marinero de tus orillas!
Y una noche cualquiera, te decidas
a apagar esta sed loca que te mira,
cuando te bañas y vas perfumando el agua,
vestida con gotas infinitas de luna.
Héctor Cordero Vitaglic n. en Taltal, 1946


LO QUE LA TIERRA ECHA A VOLAR EN PÁJAROS
15.-

Me refugio en tu monte
como niño huérfano frente a los astros,
o aquel de la Edad de la Ira de Guayasamín.
Y cuando el sol relincha arriba de los cogollos
aleteo como el Cristo de Elqui en sábanas de tu
pubis
y leo boleros que dejan los tordos en hojas del
bosque.
Me dice la Mistral: "la cordillera no necesita
sombrero.
Me envuelvo en tus faldeos: enhebro mi osamenta
en tí;
no así el Reichstag sino un satélite en la casa
de Asterión,
sino una lavandera inclinada en el overol tiznado
de la nube.
Y cuando Copiapó resuella mansamente me baño en
tu ombligo,
así el alba al día o la fruta al árbol o la boca
a tus olas oscuras.
Desde el acordeón del viento inflamo carbones de
tus pezones
y me sitúo como cordero magallánico en nylon de
las pampas.
Siéntate, le dije, Llano triste: tus nietos están
sepultando
a la revolución cartesiana: "Adiós a la bandera
roja".
Del cielo me veo: soy una sola cordillera contigo,
con tus tesoros donde cantan nuestros dientes,
como el sábado de campanas en la catedral
de la Candelaria. Y vuelvo a tu set fílmico
así un trompo ronroneando en albúm sepia,
así Andrómeda adueñada del flash nocturno.
Y cuando el chonchón se duerma en tu piel;
trasquilado por la araña de Doña Bárbara,
me vuelvo greda en tu regazo: me hago
vasija en tu vientre; pulpa y palomo.
Me crecen raíces y salgo al aire
desde tu cuerpo: de esa luz
alimentamos al mundo.
Arturo Volantines n. en Copiapó 1955


ENERPIEL

Necesitamos paz mental, se transparenta
el cielo afuera, brilla radiante este
caprichoso sol pampino,
sin embargo; un sabor a nada
carcome esta lengua en su ácido,
por eso te miro sin responder.
Observo los cerros de esta ciudad
generan tanta energía.
A diario la camanchaca
se topa con las cumbres rocosas,
secas, avellanadas como duras ancianas,
les da un aliento húmedo a la
desesperada sed ancestral,
y en tus ojos brilla una lluvia misteriosa.
Eduardo Díaz Espinoza n. Antofagasta 1937


MERIDIONAL

-No pueden conmoverte mis sonidos,
porque cada día, enredan su muerte
entre tu propia muerte cotidiana.
Ese filo pintado de púrpura vibrante,
ese puerte de escamas que cruza las heridas,
esa región sombría y movediza
desemboca en un río de brea
con bostezos de iguanas aburridas.
Amo tu rota inevitable huida,
tu viento misterioso
de ternura invisible arrolladora.
El radar de tu cuerpo,
la nieve de tus árboles
y ese sudor tan tuyo
final de todo, comienzo de tus islas.
Miguel Morales Fuentes n. Capitán Pastene 1939
antofagastinizado

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