miércoles, 9 de enero de 2013

SOLO



Rabiosamente musgosa es la molienda
que permite el jugo silencioso que empastela
el alma en el precipicio sin fin de no hallar
quien reciba esta voz que clama.

Más allá de todo presagio vuelta en vértigo
la mariposa sombría, se desata en sus llantos
que nadie escucha, se queman irremediablemente
sus alas terciopelo y seda, solo angustia de muerte.

Hallados en medio del arco iris cuyas manecillas de luz
se han gastado en el oficio de la soledad,
perdiéndose en el polvo de la carne opaca,
espejo extraviado en fantasmas que trotan por la nada.

Nadie acompaña, conversa con sí mismo
el amor se fue en esas visitas que hace la luna
en su recorrido empalagoso de plata,
repartiéndose en rodajas de cilicio.

Solo entre las moscas que moran carcomiendo
los desechos de atardeceres donde no hay
posible vuelta a viejos sueños,
allí quedas para no encontrar sabor de vida.


Eduardo Díaz Espinoza
Publicado en "La Coctelera"
Diciembre de 2005

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