domingo, 6 de enero de 2013

VEJEZ



Ocurre que se es abandonado… ¡Oh, abandonado!

VEJEZ: Yuyo que seca y seca.

Así, aquí, atardece más frío. ¿Veis?, va cayendo anciana
esta tarde que no se prolonga,
pues, no hay tiempo para hablar de pormenores
irrecuperables, se acerca la letanía del sueño, atardeciendo
más frío en los escombros genitales estrujado de años
como los chilpes amontonados en la azotea del olvido.

Desesperado de sol, de la aguja violenta que
una vez empujó al animal embravecido,
las profecías acometen con ferocísimo  impulso,
el dragón es la entrada de tu paraíso.
mas el animal que soy,
arruga hoy en cenizas de perro flaco mordido de claveles.

No alza mástiles, sólo sueños rememorantes:
apuñalada tantas veces esta muerte de muerte, que no muere,
de pasadas madrugadas dispendiosas como
los  muslos duros y las tetas al aire de
la mujer que nos enloquece la vida.

Se ovilló en el carrete de la negrura atroz
cimentada en la lujuria de lo ido,
arrasándolo de apolillamiento
los huesos que crujen en sus dolores de años.

Se es reptil de sombra herido en el silencio
de la pena anunciando la oscuridad de
la senilidad aterradora, cercenante,
dura como martillo de juez por lo inexorable
en la sentencia del desgaste.

Perentorio, viejo, la figura montaña encorvada
hundiendo al anochecer.

Corren las arterias vitales, amplia abarcadora
es la madurez del conocimiento, ágil, joven,
como frutales plenos.

Mas, cae en decrepitud músculos y pellejo fracturados
y el vendaval arrasa, a un paso de la rosa.


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