Aló Aló V
Julio Asmussen Urrutia
El teatro funcionó en Antofagasta
ininterrumpidamente desde 1909 hasta 1928, “en que como el oso malo, se coló de
rondón en la sala, el cine sonoro. Hablamos de teatro con restos de clasismos,
sainetes, saliéndole un aire apodíctico donde los actores eran lo que eran, con
esas pintas especiales de galanes tilingos, usando como instrumento un lenguaje
poético alambicado, tejido con palabras y oraciones especiales, y frases
atildadas.
Para don Julio Asmussen la vida teatral
fue “como la luz que se descompone al pasar a través de un prisma en una cámara
y va desde el ultravioleta hasta el infra-rojo, los dos límites peligrosos, a
veces mortíferos de frecuencias extremas. Esto quiere decir que mi ámbito
teatral ha sido amplísimo –y acaso por ello mismo sin extraordinaria
proyección-. Y colocando en un polo al espectador que fui en los primeros años
y en el otro al autor teatral, ha pasado por una gradación que abarca la
crítica, el espectáculo musical, la dirección de orquesta sinfónica
provinciana, la serial policial en radio, la dirección teatral y la calidad de
empresario… teatral y cinematográfico, en el sentido , esta última de
productor: un recorrido romántico y sentimental, rico en recuerdos ya que no en
dinero; abundante en experiencias, aunque no me atrevo a opinar si fecundo en
resultados. Lo único que se , es que me siento personalmente satisfecho y que
este acopio de medio siglo no ha borrado en mi corazón –gracias a Dios- ni el
espíritu quijotesco, ni el profundo amor al Teatro, que será la almohada en que
se duerma mi último día.” ( Julio Asmussen: Teatrografía (Cincuenta años de
vida teatral, 1972 Servicio de Extensión Universidad de Chile, Antofagasta)
A nadie le cabe dudas que el
salitre y las riquezas que prodigó con su auge, también los terribles
sacrificios y dolores de la clase obrera pampina y que sus familias soportaron,
permitieron a las ciudades de Iquique y Antofagasta ser las plazas teatrales
más sólidas del país.
Para la revista Zig-Zag, citado
por Lautaro García: “El teatro en Chile” breve artículo se dice: “Bien pocas
novedades puede ofrecer el movimiento teatral de Chile, reducido escasamente a
Santiago y Valparaíso. Son siempre las mismas piezas y los mismos artistas que ayer y que anteayer”(En: revista
Zig-Zag Nº 5 de 19 de marzo de 1905)
Pero ya lo hemos dicho, y están
las pruebas de la vida teatral que la riqueza salitrera pudo traer y trajo lo
mejor.
Acotamos también que abundaban
mujeres de todas las nacionalidades en los prostíbulos donde se desataba a
correr como río a raudales la champaña francesa y el whisky escocés, ah, las
féminas, las féminas y el teatro.
Noche a noche mil ochocientas
plazas entre palcos, platea, anfiteatro y galería repletas de público ávido.
¿Por qué Julio Asmussen?, pues de
él tomé el Aló Aló… que viene de su pieza de teatro más célebre, Asmussen fue
un muchacho activo y fervoroso de la teatralidad, por la década del treinta
datan sus primeras obras. “Mientras tanto –dice nuestro dramaturgo- escribía
comedias que luego arrojaba al canasto de basura. Treinta fueron así las
perdidas”. Nunca recordó los argumentos de los escritos idos al tacho de la
basura.
“Dos mujeres” fue uno de los
primeros éxitos del dramaturgo nortino donde la protagonista fue nada menos que
la famosa Venturita López Piris, aunque Alejandro Flores quiso estrenarla no
pudo hacerlo por faltarle dos actrices.
Luego siguió el éxito “Aló, Aló
número equivocado”, estrenada en Viña del Mar en el Teatro Imperio fue uno de
los grandes acontecimientos teatrales con cerca de 300 representaciones, a
teatro lleno, con 619 plateas aparte de las localidades altas, también a
tablero vuelto estuvo por 16 días en el teatro SATCH, que tenía 1300
localidades, con Jorge Mistral y Silvia Pinal, que protagonizaron luego la
película que se filmó en México, con el nombre de “Desnúdate Lucrecia”. Como
consecuencia del éxito fue presentada en Madrid, y tuvo 130 representaciones en
Buenos Aires.
Otro de los éxitos del dramaturgo
nortino fue “El infierno de los dioses”, una sátira vodevilesca, que se mantuvo
por espacio de tres meses, repitiéndose con éxito por importantes ciudades del
sur de Chile.
Lleno del gloria teatral don
Julio Asmussen Urrutia se fue definitivamente para no volver en 1971, llevando
tras sí una vida de medio siglo en la actividad seria de los cómicos: el
teatro.
Eduardo Díaz Espinoza.
Post Publicado en "La Coctelera"
Diciembre de 2005
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