1
MUJERES
No
las ves que están agotadas, que no se tienen en pie, que son ellas las que
sostienen cualquier ciudad, todas las ciudades. Con el matrimonio, con la
maternidad, con la viudedad, con los golpes, ellas cargan con este mundo, con
este sábado por la noche donde ríen un poco frente a un vaso de vino blanco y
unas olivas. Cargan con maridos infumables, con novios intratables, con padres
en coma, con hijos suspendidos. Fuman más que los hombres. Tienen cánceres de
pulmón, enferman, y tienen que estar guapas. Se ponen cremas, son una tiranía
las cremas. Perfumes y medias y bragas finas y peinados y maquillajes y zapatos
que torturan. Pero envejecen. No dejan las mujeres tras de sí nada, hijos, como
mucho, hijos que no se acuerdan de sus madres. Nadie se acuerda de las mujeres.
La verdad es que no sabemos nada de ellas. Las veo a veces en las calles, en
las tiendas, sonriendo. Esperan a sus hijos a la salida del colegio. Trabajan
en todas partes. Amas de casa encerradas en cocinas que dan a patios de luces.
Sonríen las mujeres, como si la vida fuese buena. En muchos países las lapidan.
En otros las violan. En el nuestro las maltratan hasta morir. Trabajan fuera de
casa, y trabajan en casa, y trabajan en las pescaderías o en las fábricas o en las
panaderías o en los bares o en los bingos. No sabemos en qué piensan cuando
mueren a manos de los hombres.
2
1977
Los
pies desnudos de Patti Smith sobre el escenario, mientras su pelo esconde su
anémica cara caballuna. Los labios macizos de Jimi Hendrix: un póster suyo en
algún pueblo en ruinas de Aragón. La bañera donde hizo glub glub Jim Morrison
en París. Las sandalias del 43 que calzaba Janis Joplin. Los cuelgues que se
cogían los modernos de los pueblos de España escuchando a Pink Floyd, cuando el
futuro no había venido. La peluquera deshidratada de David Bowie. La paz, la
droga y la palabra de Jefferson Airplaine. La vida que nos prometió Bob Dylan
mientras metía mano en los Levi´s de Joan Baez. Toda la voz de Lou Reed,
glorioso Frankenstein del siglo XX. La Vespa de Roger Daltrey, con sus enormes
espejos retrovisores. Sid Vicius, el más grande, el hizo una canción y se
murió. Nico cantando con la Velvet Underground en el Max´s Kansas City y Warhol
bebiendo una cocacola caliente. El beato John Lennon. Los Sex Pistols, eternos
aspirantes al Premio Nobel de Literatura. Ian Dury, cojeando y sudando por el
mundo, cantando siempre una canción de tres sílabas. Todd Rundgren, Kevin
Ayers, qué habrá sido de ellos. El bigote de Frank Zappa, el miniculo de Mick
Jagger, el chaleco de Jimmy Page y las lágrimas negras de Alice Cooper. Pero
siempre los pelos de Patti Smith, la niña hermosa de pies largos y sucios.
Semejante desfile de sombras me tuvo entretenido más de veinte años. Macarras,
advenedizos, forrados y colgados. Inspirados, geniales y muertos. Estos tipos
parece que no van a marcharse nunca.
3
ME LARGO ESTA
NOCHE
Esta
noche me largo. Un vuelo en primera al fin del mundo: África, Asia, América,
todos los desiertos con palmeras, grandes cenas en grandes trasatlánticos. Una
noche en Oslo, otra en Santiago de Chile. Una tarde en Pekín, otra en Kiev,
exprimiendo este mundo hasta la última gota de vida. Esta noche me largo.
Hoteles, taxis, bares, casas, ciudades de la tierra, voy a vosotras. Una mañana
en Tokio, una noche en Ciudad del Cabo, el calor, el fuego, el descontento, la
sed, una vuelta por el mundo; esta noche, me largo esta noche. Templos, museos,
lavabos, banderas, escaleras, barrios perdidos, farolas muertas en ciudades
horrorosas. Las playas, los calamares a la romana, los pobres, los ricos, la
nada, el barro, el sol, la luna. Este mundo. No es inhóspito. Las faldas azules
de las camareras de los hoteles. Las nubes desde la estrecha ventana del avión,
Dios encima de una nube, descansando, abajo los inertes océanos con el vientre
lleno de ballenas, de pulpos, de rodaballos, de sardinas tristes a la deriva,
de viciosos peces transparentes. Esta noche viajaré en un avión gigantesco, a
la velocidad de la sangre, quiero ver este mundo que se muere, las naciones
bajo mis pies sucios, las cárceles, los gobiernos, las lenguas, las patrias, y
yo arriba, al lado de Dios, al lado del sol y de las almas gastadas. Me gusta
el hedor moral de este maravilloso mundo. Esta noche me largo. Mucho amor en el
aire humedecido. Mucha felicidad en las manos radiantes. Mucha santidad en los
ojos. Esta noche me largo.
4
LITERATURA
Los
pies praguenses donde vivió Frank Kafka, y sus corbatas negras y sus sombreros
y sus zapatos. El pelo enjuto de James Joyce, cuya mano quemó Dublín. Los
amantes de Luis Cernuda, riéndose a sus espaldas. La esposa de Shakespeare,
vieja y adúltera. Los ojos verdes y estrábicos de la enfermera jefe de la
clínica en que murió Nietzsche. La mano de mujer que cogió los botines de piqué
de Ramón Valle-Inclán y los arrojó por la ventana. La sífilis saltarina que
Gustavo Adolfo Bécquer paseó por Madrid. La sífilis idéntica pero paseada por
París de Charles Baudelaire. El padrenuestro que reza el fantasma de Rimbaud en
una morgue de Marsella y Dios que se hace el sordo. El padrenuestro que reza
Jorge Manrique antes de soltar la mano de su padre muerto. La risa de Quevedo
mientras evacúa en una esquina de Madrid, en tanto rebota el mundo en su
vesícula como una piedra verde. La madre con gota de Flaubert. La autopsia de
Larra, su joven cerebelo. La carne de la máscara de Fernando Pessoa. La foto
del padre de Dostoievsky en la billetera de Lenin. La cabeza muy grande de
Rubén Darío, tan grande como su miedo. Las sopas de ajo que marea todas las
noches el Manco de Lepanto con la mano buena mientras se mira con discreción la
mano ausente. Los cien kilos secos que Oscar Wilde exhibe por los cafetines de
París con orgullo marchito. La mano que aúlla de Pablo Neruda. El cadáver de
Cela servido con guarnición de ministros. El gran desfile de la soledad de
todos los tiempos, la soledad y sus palabras, la literatura.
5
NUEVA YORK
9
La vida es un fenómeno reciente en el universo,
la vida es la vanguardia, lo único interesante que ha pasado
en ese cielo de rocas heladas (trescientos grados bajo cero)
o rocas ardiendo (trescientos millones de grados) en los últimos
mil millones de años, esclavizadas rocas, condenadas a girar
en ese absurdo monumento, girando para nadie, porque nadie las vio.
Llevo a Walt Whitman en el corazón, en el gigantesco corazón,
dije.
Me está matando de sed.
Dormí con la ventana abierta, y como digo,
todo este poema lo dije en voz alta,
dije: el paraíso y la resurrección, demonio y fortaleza de la
resurrección.
Y no supe decir nada más pero estaba enamorado,
mucho amor, mucho poder en la cabeza, poder, poder, poder.
Las rocas universales girando allá en los cielos, vacías y criminales.
Mucho amor, amor amor, amor. Eh, estoy enamorado, eso es todo.
He sido muy feliz y os lego la vida.
Mañana resucitaré y me daré una vuelta por ahí.
Eh mira, mira ¿qué es esto? La vida. Es la vida.
*
Notas,
selección y comentarios por Leo Lobos
Nota de edición Poema 1: Actualidad, mundo contemporáneo,
violencia contra la mujer, contra las mujeres. Recientemente llamado como
femicio, visionario. “Resurrección” es un libro dividido en siete partes,
comienza en el Mac Donald’s de la plaza de España de Zaragoza y se cierra con
nueve poemas de “Nueva York”, numerados y sin título. En medio hay muchas
cosas: todo el mundo de Vilas, cargado de crítica, de ironía, de desgarro, de
visiones entre complacientes y provocadoras del mundo urbano. Por cierto, un
tema se impone al menos en dos ocasiones, como es “El nadador”; me gusta mucho
ese inicio de “Puedes bañarte en Puyarruego”. Pero Manuel Vilas habla de muchas
cosas: de las cajeras bonitas, de los bares, de un autobús urbano como el 42,
de arrabales, de pueblos aragoneses, de un viaje a Venecia, de personajes que
escriben una suerte de biografía como Doug Yule, "un tipo que tocó, //
cuando todo estaba acabando, en la Velvet Underground"; reflexiona sobre
la literatura, como se ve en “Michaud” (creo que se refiere a Henri Michaux),
donde habla mucho de lo antipático que cae en España Joyce y su “Ulises”, habla
de Kafka, Ezra Pound, de Cernuda (al cual le rinde un homenaje en “Alguien
habla de su tierra”), de canciones, de Lou Reed, Patti Smith… El mundo que
propone Manuel Vilas, sustancialmente, es conocido, e incluso ese procedimiento
narrativo, que recuerda un poco –sobre todo en los poemas en verso- a los
versículos extensos de Walt Whitman en “Hojas de hierba” y a Charles Bukowski
poeta, por su forma de mirar y su construcción tan narrativa.
Nota de edición Poema 2: ídolos contemporáneos, Siglo XX, y
nuevamente Manuel Vilas da con un tejido de cultura pop, rock and roll, y hard
rock de temer, una selección internacional de la elite de la música popular
inglesa y norteamericana de finales del XX y comienzos del siglo XXI. Aquí sin
duda incluiría a Charly Garcia, Nito Mestre, Gustavo Cerati, y Andrés Calamaro
y cuantos más de la sur América. Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, España, 1962)
un poeta impecable e implacable, imprescindible, magnífico y deslumbrante,
sarcástico e intenso, corrosivo, vitalista y tantas otras cosas que estas
líneas pueden sólo apuntar, el personaje arrollador desde el que habla el poeta
plantea en los poemas de Resurrección, XV Premio Jaime Gil de Biedma de la
Diputación de Segovia, España, editorial Colección Visor de poesía, España,
2005, una sugestiva y arriesgada propuesta poética y un estado de conciencia en
el que nos reconocemos.
Nota de edición Poema 3: Es interesante vernos como parte
del fin del mundo al que quiere largarse Manuel Vilas, me agrada, la selección
tiene que ver con esta empatia que el poema presenta. Muchos chilenos también
inconcientes de esta condición de lejanía del territorio físico en el que
siempre han habitado la lectura produce una serie de relaciones y asociaciones
muy particulares. (Por favor ejerciten la lectura del poema en voz alta, puede
ser leído a una voz mediana, no es necesario gritarlo, leerle al oído a alguien
por ejemplo: sabes me largo esta noche…). Nos comenta el critico español
Francisco Díaz de Castro: “Tanto en sus estampas urbanas –Zaragoza, Madrid, una
Venecia nada venecianista, la Nueva York en la que desemboca el libro, etc.–
como en los interminables recorridos que organizan la metáfora básica de este homo
viator (“Estoy cruzando la tierra, le dice al gasolinero”), así como en su
particular homenaje a la literatura y a la música de las que se ha nutrido,
Manuel Vilas acierta a ser emocionante dominando una torrencialidad muy
efectiva (“Toda esa gente en la que me convierto para no morir,/ para resucitar
y reír y amar”); compone una crónica irónica de su generación en “vida
española”, satiriza ciertas solemnidades líricas de diverso pelaje y, sobre
todo, desde la celebración y desde la denuncia, afirma un vitalismo vehemente
que resulta decisivo y que encuentra su más amplia y matizada expresión en los
nueve poemas de “Nueva York”: “He sido muy feliz y os lego la vida./ Mañana
resucitaré y me daré una vuelta por ahí./ Eh, mira, mira, ¿qué es esto? La
vida. Es la vida”.
Nota de edición Poema 4: nuevamente ídolos de la literatura
universal, excluyendo la literatura china, hindú, la oriental y a Ezra Pound.
La fundación Pablo Neruda y este verso sobre la mano aulladora de Pablo Neruda,
son imágenes que como lector vienen a mi pensamiento en asociación, en la
constelación de autores a los cuales se refiere el poeta español Manuel Vilas.
La soledad del trabajo creativo, serio, vital, la soledad y palabras como
estas. Ante la pregunta -¿Qué significa para usted haber ganado el premio Gil
de Biedma?, Manuel Vilas contesta: “Me encanta. “Pandémica y celeste” de Jaime
Gil de Biedma es uno de los grandes poemas de amor del siglo XX y uno de mis
favoritos. De él me interesa mucho la pasión la claridad, la representación exacta
de los sentimientos, su enorme inteligencia y su facilidad para decir la verdad
en cuatro palabras. El galardón me produce una gran satisfacción por el nombre
del poeta, que marcó mi aprendizaje, y por el prestigio del premio, que además
se publicará en otoño en Visor, en una editorial mítica”.
Nota de edición Poema 5: Y nos dice más ante la pregunta
¿Establece usted diferencias entre escribir prosa y poesía?: ”No es fácil
contestarle a eso. La prosa es más analítica, puedes articular un discurso más
reflexivo y a la vez más narrativo. Y la poesía es canto, exaltación, música”.
¿Ya sabe por qué escribe?: ”Intento escribir todos los días, aunque sólo sea
una carta. Me falta mucha disciplina, tiendo a vaguear, pero creo que ahora,
tras mucha búsqueda, tras muchas tentativas, puedo responderle: escribo por
amor a la vida. Y tengo la certeza de que la gran literatura es canto a la vida
siempre”.
Edición desde San Pedro de Atacama, Chile. Marzo de 2008 por
Leo Lobos.
Publicado en la Guerra 33 01.12.2008
Edición desde San Pedro de Atacama,
Chile. Marzo de 2008 por Leo Lobos.
01.12.2008
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