domingo, 5 de enero de 2014

Volver al ranchito





Vamos reciclando, a ver si levantamos las ranchas de nuevo, o nofre Mirón?

Así no más es, aunque uno haya dicho mil y una veces, "no voy a volver nunca más a este cuchitril donde tanto mal he pasado". No es cierto, siempre uno reniega y luego en los recuerdos aparecen las mejores imágenes del sitio aquel, al cual uno va denostando. Cómo olvidar a mi buena amiga, la inconfundible Flakatello con ella nos litriábamos unos cuantos "hermanos carroña", y que nos acompañaba el José Pepe, los Colorados Torres y bueno hasta la Violeta Elena la vieja del milico de la banda del litro que pasaba más cocido que poto de guagua.

De que volvimos volvimos, digo yo, siempre que la dueña del conventillito nos deje la pasada a la pieza 28 poh.

Ansina no más es, güen dar con la suerte patrón, si las cosas caminan chuecas aunque uno no quiera, vio, dicen que estamos en democracia y los pacos apalean de lo lindo como si fuera en plena dictadura, debe haberse corrido una teja a la gran jefa cuando estuvo detenida y quedó marcando ocupado al 131 y los llama con guanacos y todo, en cuanto menta alguien que va a protestar a la Moneda. Oiga si ya no quedan migas en el bolsillo para sacar y pagar las compritas en el boliche de la esquina... que pagar las papas a 700 pesos, que me dice porotos verdes a dos lucas, y ya poh, pa que sigo si usted mi alma de dios la sabe tanto como yo lo carazo que está todo aquí en la Antofagacity como la bautizó el bueno de Sergio Concha.

Y putas, no se le vaya a ocurrir enfermarse, porque de seguro lo meten con camilla y todo dentro de un guater porque salas pa enfermos no quedan, y la de viejos que se van "pal patio de los callaos" porque nadie les da pelotas en la posta, la droga maravillosa es la aspirina, cuando mejor es la cachaspirina con un buen vibramencima. Aunque estos últimos medicamentos no están en el plan auge, que más que auge parece plan cementerio.

Oiga y estamos tan re mal, que hasta el polvo a las condoricosas del viejo vate les ha dado por relavar en el diario lugareño, el asunto es ostentar nombre y fama para sacar pecho, de eso la nueva columnista de la calle Latorre le sobra, pecho digo, al que no le sobra ni pellejo es al negro que también se fue al diván, lo corrió y sacó para el jaiteo sobras escogidas del viejo duende, el habilidoso crítico debe cuidarse de los ácaros del papel que es peligroso para su salud. Si les contará lo que tengo en casetes cuando aseguraba el "santo" de la calle Bandera que "a la Gabi le gustaban las minas y que había corrompido a la "Laurita Rodig",pero si hasta a la Fidelia, tu sabes... y que te cuento cuando hizo leso a don Alejandro Escovar i Carvallo como se firmaba" me lo contó delante del Dr. don Antonio, en la calle Uribe 666, donde el piadoso poeta vivía, reitero y grabadito lo tengo con la voz aguardentosa del hombrón.

Puchas razón tenía don Miguel de Unamuno y Jugo cuando decía que esos pegajuleros de añadidura que escriben en los diaritos provincianos para ostentar para la vanidad lugareña. Por eso, yo escribo para El Conventillo. Lugar donde se conservan las lenguas y la vanidad se va a la cresta..
Y la guinda de la torta, es que ahora, si ahorita, nominan santuario de ballenas las costas de la II región, quién lo dijera, si don Antonio Vásquez Espinosa, el cura carmelita que dejó para la posteridad su libro sobre las "Indias Occidentales", o sea, nosotros los deste continente incluyendo a los rubios de ahora, pues cuando vino don Antonio, dicen que por allá por el 1625, ni luces de ellos todavía, no habían venido a hacer degollina de indios los descendientes del "Mayflower". Si
Don Antonio dejó unas maravillosas páginas en las que nos consigna una de cosas de nuestra ascendencia, que quedamos hasta ahora con la boca abierta, y entre otras, estaba entonces la enorme cantidad de cetáceos que existían por estos lares, y nuestros changos usaban retoitito el animalito para todos los menesteres, si hasta se embetunaban con aceite de ballena y desde lejos se les veía brillar como si fueran hombres de oro caminando entre Tocopilla, Cobija y Peña Blanca.
Pero bueno, volvamos a El Conventillo, si cuando fui de nuevo a instalarme en mi pieza, la 28, adivine quienes estaban debajito del eucaliptus dándole duro a la sin hueso, yaaa, nada menos que las más deslenguadas y despiadadas de las viejas, hacen medio milenio de años entre las cuatro: la gorda sebosa de la Morelia más arrugada que elefante marino, las flaca sin tripa de la Milenka que parece huesos con arrugas, para que le cuento la deshollejada Pérez y la Corina poto de alcachofa.
Dios nos libre, le daban a la lengua como esmeril de cerrajero, si no le dejaron espacio que no le picotearon al "borrao" González, hermano de "palito en el poto" y primo del "sanguche de queso"a los que no se por qué pelaba el finaito del Mario Cortés. Lo que menos le dijeron que era un cafiche, y pobre diablo muerto de hambre que si no es por la Delfinita no tiene donde caerse muerto, oiga si hasta dijeron que al "borrao" le gustaban las patitas de chancho que lo habían visto perdido en la soledad y los ojos viscos en los "guateres" del mercado municipal, haciendo el amor con "el toronjil cuyano". ¡Qué viejas! Calculan que para cada una deberán colocar un cajón extra cuando se mueran porque en el segundo cajón deberán colocar las venenosas lenguas de las viperinas.

Y mire que si me fui pal lao de las chacras, lo que yo les iba a contar es que me estaba preparando un ajiaco contundente y porotos con chunchules pa celebrar el 18 como Dios manda, y bien regao con vinito de "los hermanos carroña". Oiga mi querido público lector, dejo pendiente las recetas del ajiaco y los porotos con chunchules pues se me anduvo pasando la mano con el litriado y mejor dormiré una tantito... hasta pronto.

El Mirón de la Calle.

Publicado en  el Blog El Conventillo 06/09/08

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