domingo, 5 de enero de 2014

El gil que perdió un libro en la Feria de Chalequinahue




Divertida esa de "cloro añejo", arrechúnchamelo y arremángamelo, que sentir una casa señorial con ese olor, debiera ser olor a trementina o miriñaque, digo yo, por los ancianos que deben morar ese sitio, y de seguro también olor a naftalina, o por último a flores secas y mustias como esas viejitas que se las dan de poetas en el invierno de sus vidas, viejos con transparencia de fantasmas, una feria gerontológica, posiblemente la casita esa, tenga un rinconcito donde tomen sus penas los caballeretes pues como pasan apenados, a lo mejor, digo yo, se la pasarán tomando. Cuestión de envidia nada más. 

Disque se da vueltas por ahí una viejita con un perrito que ladra afirmándose en las sillas por que es tan viejecito como la dueña y cada vez que ladra se le cae un diente, ahora le están colocando al pobre quiltro una placa dental.
Otra dama con cara de plato y lengua suelta, y que en cada uno de sus libros siempre coloca sus fotos de cuando tenía quince años, viste como gitana y luce unos sombreros estrafalarios, y bueno otras más hacen lo mismo pero, la señora Z, lleva el estandarte, de poca finura para hablar y glotona como ella sola, si usted le coloca una olla se la traga completa hasta con saltaduras.
Me estoy poniendo pelador como la flakatello.

Si le contara las de historias que tiene la flaka, no dejó títere parado en su vecindario y le decían la gallina con horno por lo caliente que es, otros más cuicos le pusieron la microondas.
Y si le contara las aventuras de una viejita chica que la llaman la saca corchos, pues como ella misma lo dice "a todos estos me los he violado",¡qué de cosas mi señor! y cómo no voy a estar contento si me acuerdo de las aventuras que contaba hace años el finado Martín, escalofriantes, o la de ese señor que tenía una botillería dentro de la casona y le llamaba un rincón pa… cu… es decir peculiar eufemísticamente era una sala de cultura y cobró en oro por sus tragos… y todo esto por mentar una casa con olor a "cloro añejo". 

Bueno, el último mandamás de la casita, mejor dicho el penúltimo, columpiaba alegremente a la secretaria hasta que de tanto columpiarla se sacaron la contumelia y debieron irse con viento fresco y una cuenta de verdulería donde preparaban cócteles. Esto se va pareciendo a una cuenta de la sociedad de escritores de Chile.

¡Guen dar con la suerte patrón!, decía mi tío Cayo, viejo venido desde Logroño, antes de la Guerra Civil, y que le gustaban los dichos guasos, el viejo era tan, pero tan re cagado que todos los días hacía porotos bayos, tenía millones y sin embargo sólo porotos era la mesa, que ¿lentejas? No, eso era un lujo sibarítico, y eran sólo porotos con agua, sal y ají de color, variaba sí, pero sí que variaba, un día era con fideos llenos de gorgojos, otras con los mismos bichitos pero de mote, cuando era mucho, bailaban algunos chicharrones o unas traguas malolientes que le regalaba un carnicero amigo.

En fin mi tío na que ver en este cuento de la casa y el loco ese que quería vender su "besseller coquimbano" a diez lucas en la feria del libro, me tiene intrigado la flakatello que dijo que me iba a contar otros pelambrillos. Sobre todo de un tal Contreras que cambió el olor hasta de sus flatos con la millonada que agarró en la SECH.

A propósito, esa sociedad de escritores de Chile no ha dicho esta boca es mío ante la persecución en contra del poeta Ernesto Cardenal, huésped de Chile en varias oportunidades. De seguro esperan una orden del C.C. 

Yo creo que el chico Rivano debe acordarse del gil ese que fue con una feria del libro a Chalequinahue donde sólo viven treinta personas, diez gatos, veintisiete perros y dos pacos, tres cabros chalequinahueños van a la escuela y será gil, le robaron un libro de cien lucas…. Jajajajajajajaja.

 ¿A quién se le habrá ocurrido hacer una feria en ese abandonado pueblucho de Nahuelbuta? Y más encima le roban un libro que equivale a casi todo su capital. Está bueno por hoy, que se me seca la lengua, no vaya ser cosa que me confundan con un escritor de esos que beben alcohol como dijo alguien en una carta a otra alguien…

Chao 

Y, cuídense del Fray Apenta que siempre anda con la lengua y la cuchilla afilá… aunque el viejo murió hace añales. 

El Conventillero

Publicado en el Blog El Conventillo 07/09/08

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