Querido Poeta Eduardo Díaz:
Debí escribir esta nota el 15 de septiembre en recuerdo de tu cumpleaños; en ocasiones el tiempo se me deshace, vuela, se volatiliza, en fin, pasaron tres días, terremoto 8.4 de por medio el día 16, en que nuevamente la tierra sacudió su corteza haciéndonos tambalear y quedándonos con esa sensación que bien conocemos los chilenos, como de réplicas constantes sin saber a ciencia cierta, si es una reacción de nuestro organismo o son temblores verdaderos.
Reviso correspondencia antigua, papeles amarillos, que ya eran añejos cuando los recibí con tus impresiones y recuerdos, dejo aquí un fragmento de esa larga carta del 17 de octubre de 2004.
"Antofagasta 17 de octubre 2004
Elegí estas añosas hojas llenas de olor a pasado, a tinta de imprenta, a vigilia y a trabajo, son cuartillas de un ya inexistente diario en el que trabajé, han pasado 15 años; qué manera de guardar papeles, te escribo emparedado de papeles, en mi desarrapada biblioteca, es como la desordenada imagen de mi alma llena de esos interminables escritos, libros, dibujos, pinturas, cachivaches, cachureos, es decir de un cuantuay de cosas inútiles pero tan útiles y plenas de historias y sueños interminados.
El Pampino, el diario en el que volqué tantas inquietudes y afanes, noches interminables para verlo salir, las pilatunadas que hice cuando corría una coma, sacaba un punto o intercalaba comillas al azar, y los tipos aparecían diciendo que nunca dijeron. A última hora cambiando las editoriales y colocando mi sello subversivo en las palabras nunca escritas por el director del diario, tantas cosas pasadas, los enojos momentáneos de mi amigo Adolfo Vargas por los "cambios" operados en sus editoriales.
Tantos comentarios escritos allí. La denuncia velada cuando fue Pinochet en uno de sus últimos viajes, o mejor dicho vino a Antofagasta.
El título en primera página dice:
Alcalde usa fondos para recibir a S.E.
Financiará transporte de vecinos al aeropuerto y otros.
Luego colocamos una denuncia
Rentas de casi 400 mil pesos paga el municipio a funcionarios de la Corporación. Era domingo 4 de febrero de 1990.
Te envío el viejo libro de Zola, tiene un valor doble, su antigüedad y la habilidad que tuve para adquirirlo...
Siento un silencio de paz, es mañana ... tanto silencio que me parece estuviera en un sitio donde nunca llega ruido alguno por la calamina transparente del techo de mi biblioteca, el sol ya pega fuerte.
En otro momento continuará...."